Independientemente de la vía de parto, un ser que nace y es recibido con amor...lo siente.
Quisiéramos que todos los nacimientos fueran lo más natural posible. A veces esto no es posible.
Nace el bebé y todo es tranquilidad en la familia.
Salvo que se presente alguna circunstancias de salud.
En ese caso, la preparación previa al nacimiento y los cuidados ulteriores son fundamentales.
En cualquier caso, el bebé que nace es un ser que aun es muy inmaduro en varios aspectos. Y que de acuerdo a sus circunstancias requiere y requerirá muchos cuidados.
Dentro de los cuidados posnatales está la importante labor de llevarle en brazos, para que sintiendo el corazón y respiración de su madre, tranquilamente continue su proceso de gestación fuera del vientre, ya que como humanos requerimos una etapa de exterogestación que puede abarcar el primer año.
Nuestras comunidades indígenas lo saben y por eso el porteo hace parte inherente de su forma de criar.
Diversas escuelas occidentales han promovido el desprendimiento temprano de la criatura con el fin de fomentar su maduración y autonomía. Nada más ajeno que esto.
Un niño o niña que ha sido llevado en brazos es nutrido del amor y confianza de su madre, experimenta sin carencia, crece con apego para luego en su desarrollo, ser más autónomo.
Por seres humanos más felices y saludables.
¡Que viva el porteo!